No vengo a hablar de chicos, ni de amigas, ni de mi instituto, ni de cualquiera de esas cosas. Vengo a hablar sobre mi fiel animal de compañia, mi perra Rita...
La tengo desde que era un cachorro, ahora ya tiene nueve años. La he visto crecer, envejecer también, he visto como jugaba, también como tenía más perros como ella, la he visto triste y muy feliz, siempre ha estado a mi lado, lamiéndome como una pesada y siempre dispuesta a restregarse contra mis pies en los momentos más inoportunos.
A veces es realmente pesada, viene a mi cuarto cuando suenan cohetes, siempre le han asustado a pesar de que los escucha muy a menudo. Es algo que nunca comprenderé. Siempre que la acariciao quiere más. Es cierto si, muy pesada.
Su aliento huele fatal, realmente mal, de hecho nunca he olido nada tán fétido. Además tengo que lavarle los dientes. Su pelo no dura limpio más de una semana...
Se vuelve loca cada vez que la saco a la calle, comienza a dar vueltas por todos lados, y a veces no me hace caso cuando la llamo.
Le gusta cuando me tiro al suelo y ella puede subirse a mi tripa, y dar vueltas allí, y lamerme las orejas, siempre revolotea a mi alrededor. Otra manía suya.
¿Por qué digo todo esto? Porque la hecho de menos. Hoy ella se ha escapado y no guardo muchas esperanzas de encontrarla. Una señora mayor me ha dicho que ha visto como una pareja se llevaba a una perrita que estaba dando vueltas por ahí, así que supongo que sería Rita, con una nueva vida.
Ahora extraño absolutamente todo de esa pequeña cosita que olía tan mal, sus gruñidos, su compañía, su felicidad... Todo. Su cojín sigue ahí, en el mismo sitio, como esperándola... Es la primera noche que pasa fuera de casa y lo único que deseo es que se encuentre bien con esas personas que la han encontrado, y que sea muy feliz.
Pero mientras tanto yo estoy aquí, preocupada por como me sentiré a partir de ahora, cuando nadie me reciba alegre cada mañana.